En el curso de esta exploración, los investigadores catalogaron veinticuatro castros, diecisiete de ellos situados a media ladera y el resto en las zonas bajas. También fueron estudiadas siete explotaciones mineras de la época romana, el castillo medieval de Carbedo y otros puntos de interés arqueológico menos conocidos, como unas antiguas tumbas localizadas en Esperante y ciertos restos de cerámica de la Edad de Bronce halladas en algunas cuevas de la zona. Los trabajos fueron bastante arduos, ya que el aislamiento de O Courel en esa época era aún mucho mayor que el de ahora y la única carretera asfaltada que había en la zona era la de Quiroga a Seoane. La maleza, que aún hoy sigue cubriendo muchas de estas construcciones, fue un serio obstáculo para su estudio. Si bien los investigadores se preocuparon por examinar de cerca los yacimientos, en alguna ocasión tuvieron que hacer sus interpretaciones basándose únicamente en fotografías aéreas. Curiosamente, los especialistas dicen que un importante incendio que se produjo en O Courel en esa época les facilitó la labor, ya que quemó la vegetación que cubría casi por completo algunos de los castros. Los resultados de aquella campaña pionera se publicaron en 1980 en un libro editado por el Ministerio de Cultura, dentro de una colección sobre excavaciones arqueológicas. «La prospección cuyos resultados hemos dado a conocer nos ha servido para incorporar a la arqueología de Galicia una zona de la que hasta la fecha no sabíamos prácticamente nada», escribieron los autores en el capítulo de las conclusiones. La obra, muy difícil de encontrar hoy, sigue presentando un elevado interés, ya que desde su aparición no se han hecho en la zona nuevas exploraciones arqueológicas de esa envergadura.
Artículo de Francisco Albo, publicado en La Voz de Galicia el 26/08/2006